"Aquí esta la segunda parte de esta nuva historia."
"No siempre el hombre
Tiene lo que quiere
No siempre el hombre
Te sujeta y adquiere"
Termino de bañarme, estoy alistándome para mi primer encuentro con la sociedad, mi primer encuentro con el mundo real, donde no existen los caballeros como en Don Quijote, no existen las metamorfosis de Kafka, no existen los versos entrañables de Neruda, donde no existe la prosa de Márquez.
Ante semejante desconcierto, me pongo algo de ropa, un blue Jean, unas zapatillas converse que encontré debajo del ropero y un polo, un poco de perfume y mi dotación de cigarrillos, antes de salir prendo uno, y me tiro en mi cama y pienso, pienso y medito mucho, aún no se de qué solo cierro los ojos y cuando los abro veo como se dibuja el rostro de Rita entre el humo de mi cigarrillo, siento su mirada la cual penetra en mi cuerpo, vuelvo a cerrar los ojos, apago el cigarrillo y salgo de mi cuarto.
Camino hacia mi trabajo, sí mi trabajo, iba empezar a trabajar en el bar de Don Pete, como ayudante y una especie de mozo, tenía que trabajar, pues sueño estudiar Comunicaciones en la Nacional de Lima, sería un gran honor para mis papás, que en paz descansen, sí, mis padres murieron hace un año, murieron o no sé, una tarde de Febrero antes de entrar al colegio, los dos se fueron a trabajar, me dijeron que me cuide y que en la gaveta de mi cuarto había dinero, nunca más regresaron, aún los espero, me gustaría mucho volver a verlos.
El dinero que me dejaron me alcanzó para vivir un año tranquilo, alquilé un cuarto, pues deje la casa donde vivía con mis padres, era innecesario vivir en una casa tan grande para mí solo, viví ese año, rodeado de libros, cigarrillos y en soledad, esa la que siempre me acompañaba, me acostumbre a esta nueva pareja, invisible ante mis ojos, pero muy reconfortante y dolorosa a la vez.
Sigo caminando, rumbo al bar de Don Pete, sigo pensando en Rita, sigo pensando en su mirada, en su curvilíneo cuerpo, en sus golpes, en sus cigarros que le dan risa.
Una intensa niebla cubre mi rostro, a veces siento que la niebla que se da en Lima, es mi pareja, es la soledad que siento, a veces cuando hay niebla siento que la veo.
Ya eran casi las 10 PM y Pete me recordó que llegue a las 10 como mil veces, cuando decidió aceptarme en el trabajo, llego y un clima de hostilidad, el bar espeso lleno de humo de cigarrillo, y las shops de cerveza bien helada y dorada decoraban este bar.
DP: “Chiquillo, ven atiende acá a la barra, ten cuidado con los borrachos y no te hagas el huevón con las flacas”.
Parado ya en la barra, atendía, y servía varios shops de cerveza, mientras fumaba un cigarrillo, caigo en un momento de distracción y de pronto escucho una voz, una voz perfecta sensual y dulce a la vez, fueron como melodías perfectas para mis oídos, esta voz me dijo: “Niño sírveme un vaso de tequila”, volteó y entre el espesor del humo del cigarrillo la veo, era una mujer hermosa, era una mujer que me intrigaba, esa mujer es Rita.
Tiene lo que quiere
No siempre el hombre
Te sujeta y adquiere"
Termino de bañarme, estoy alistándome para mi primer encuentro con la sociedad, mi primer encuentro con el mundo real, donde no existen los caballeros como en Don Quijote, no existen las metamorfosis de Kafka, no existen los versos entrañables de Neruda, donde no existe la prosa de Márquez.
Ante semejante desconcierto, me pongo algo de ropa, un blue Jean, unas zapatillas converse que encontré debajo del ropero y un polo, un poco de perfume y mi dotación de cigarrillos, antes de salir prendo uno, y me tiro en mi cama y pienso, pienso y medito mucho, aún no se de qué solo cierro los ojos y cuando los abro veo como se dibuja el rostro de Rita entre el humo de mi cigarrillo, siento su mirada la cual penetra en mi cuerpo, vuelvo a cerrar los ojos, apago el cigarrillo y salgo de mi cuarto.
Camino hacia mi trabajo, sí mi trabajo, iba empezar a trabajar en el bar de Don Pete, como ayudante y una especie de mozo, tenía que trabajar, pues sueño estudiar Comunicaciones en la Nacional de Lima, sería un gran honor para mis papás, que en paz descansen, sí, mis padres murieron hace un año, murieron o no sé, una tarde de Febrero antes de entrar al colegio, los dos se fueron a trabajar, me dijeron que me cuide y que en la gaveta de mi cuarto había dinero, nunca más regresaron, aún los espero, me gustaría mucho volver a verlos.
El dinero que me dejaron me alcanzó para vivir un año tranquilo, alquilé un cuarto, pues deje la casa donde vivía con mis padres, era innecesario vivir en una casa tan grande para mí solo, viví ese año, rodeado de libros, cigarrillos y en soledad, esa la que siempre me acompañaba, me acostumbre a esta nueva pareja, invisible ante mis ojos, pero muy reconfortante y dolorosa a la vez.
Sigo caminando, rumbo al bar de Don Pete, sigo pensando en Rita, sigo pensando en su mirada, en su curvilíneo cuerpo, en sus golpes, en sus cigarros que le dan risa.
Una intensa niebla cubre mi rostro, a veces siento que la niebla que se da en Lima, es mi pareja, es la soledad que siento, a veces cuando hay niebla siento que la veo.
Ya eran casi las 10 PM y Pete me recordó que llegue a las 10 como mil veces, cuando decidió aceptarme en el trabajo, llego y un clima de hostilidad, el bar espeso lleno de humo de cigarrillo, y las shops de cerveza bien helada y dorada decoraban este bar.
DP: “Chiquillo, ven atiende acá a la barra, ten cuidado con los borrachos y no te hagas el huevón con las flacas”.
Parado ya en la barra, atendía, y servía varios shops de cerveza, mientras fumaba un cigarrillo, caigo en un momento de distracción y de pronto escucho una voz, una voz perfecta sensual y dulce a la vez, fueron como melodías perfectas para mis oídos, esta voz me dijo: “Niño sírveme un vaso de tequila”, volteó y entre el espesor del humo del cigarrillo la veo, era una mujer hermosa, era una mujer que me intrigaba, esa mujer es Rita.